Los hábitos en la cocina han cambiado a lo largo de las últimas décadas. Ya no comemos como antes, debido a la globalización y los avances tecnológicos. Es por esto que la verdura congelada, que cada vez es más utilizada en hostelería y consumida a todos los niveles.
En el caso del producto congelado, al estar ya en el formato adecuado preparadas para cocinar, limpias y sin desperdicios en su gran mayoría, es más fácil de usar, y te permiten disponer de ellas en cualquier momento del año. También te permite controlar la merma del producto gracias a este tipo de formato.
¿Es lo mismo comer verduras congeladas que frescas?
En cuanto a sabor, propiedades… ¿Se ven afectadas? Depende de a quién le preguntes puedes encontrar versiones para todos los gustos, ya que algunos dicen que el proceso de congelación altera el producto y, por otro lado, que con el proceso de ultracongelación se puede llegar a mantener depende del tipo hasta un 80% de las propiedades y vitaminas de las verduras intactas.
Nosotros nos aseguramos de seleccionar los mejores proveedores, en los que depositamos nuestra confianza. Sabemos que la verdura congelada es un acierto porque, la congelación se lleva a cabo poco después de cosecharse, cuando reúne sus mejores cualidades nutritivas. La verdura se corta en su momento óptimo de maduración, es decir, el mejor momento del producto mientras que la que se va a vender fresca termina de madurar en cámaras de maduración.
Además, debemos pensar que desde que se recolecta hasta que se sirve en el plato, el proceso no es inmediato. Si está congelada nos aseguramos de que se encuentra en su punto óptimo, pero en el caso de la verdura no congelada, se recolecta antes de su maduración y se deja madurar en los camiones.
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